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PRESENTACIONES QUE FUERON

Escritos finales de Leopoldo Siri, 40 albóndigas super congeladas de Rodrigo Moreno
ambos de la colección Conosur del Zoográfico...
en
Buenos Aires en la librería La libre, Bolivar 646
y en la Casa de los Jacintos(Madrid), Arganzuela 11
Amigos, familia, poetas invitados, performance de Maru Estiz, Ramiro Córdoba en el papel de técnico...

Leopoldo Siri con su libro en Madriz
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Leopoldo Siri en La Casa de los Jacintos, sin palabras.
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Hvaldez alias Rodrigo Córdoba con la Sra. Marité en Buenos Aires.
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Leo Siri in action.
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Rodrigo Moreno, regalando páginas de sus 40 albóndigas supercon
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La mesa de los Libros con un pañuelo palestino made in CHina.
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Leopoldo Siri, familia, Luli de la librería...
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La Libre, Bolivar 646, Buenos Aires. En pleno barrio de San Telmo
Crónica de Buenos Aires, por Leopoldo

Si la desmemoria no ayuda, algunas certezas y otras no tanto, podrían ir acopiándose entre palabras y palabras, para poder así dejar sentado biográficamente el evento que aconteció aquel memorioso 28 de agosto del 2010.
Fue aquella la fecha en que Editorial Zoográfico presentó tres trabajos de su colección Conosur, colección que haberse editado en Madrid, su editor prefirio presentarla en Buenos Aires, otra patriada del Hermano Valdez alias Rodrigo Cordova
Las ediciones, 40 albóndigas supercongeladas de Rodrigo Moreno, El Verraco Salvaje de hValdez y Textos finales de Leopoldo Siri, estuvieron presentes junto a sus autores sus agraciadas familias y sus xxxxxx amigos
La cita tuvo encuentro en la librería / espacio “La Libre”, a cargo de Luli, Simón y amigos de la casa, ubicada en la calle Bolívar 646 como exacto paradero.
A las 17 hs, el intrépido paladín de la justicia editorial, Rodrigo Córdoba, alias el Hermano Valdez, llegó con su descarriado apuro de siempre, para dejar todo listo y preparado y recibir a los invitados que, según corroboramos más tarde, fueron muchos.
Sin entrar en mayores detalles de horarios - porque la amnesia tiene su curso en estos días – tuvimos la suerte de tener colaboradores amigos como Ramiro,Maru y Eliana, que generosamente prestaron su proyector,sus compus, sus manos de obras y sus calidades humanas.
El stand de Zoográfico estaba armado como para la foto; prolijito y lindo sobre un pañuelo palestino made in china (ja!); bien cerca de la mesa con los vinos, infaltables a la hora de encuentros de esta índole.
Apenas pasadas las 20hs, la gente comenzó a llegar y a deambular por la librería, sin dejar de saludarse unos con otros y otros con otros, ya que eran varios y varias, incluido el señor Lalo, que con sus 90 años de gran fuerza espiritual y envidiable lucidez, no quiso perderse el evento.
Ya entonada la noche, el señor editor hizo señas para que bajaran las luces y con una puesta de Maru y sus dados locos, o, mejor dicho, Maru la loca en su puesta de dados, se consumó la lectura inicial con un Rodrigo conocedor de la oratoria y la simbología del comunicar.
Luego, Rodrigo Moreno, inmenso artista plástico y conocedor de maldades varias, leyó el texto “En la morgue” de Leo Siri. Interrumpida su palabra, el mismo autor de ese cuento abrió su presentación con una serie de puntos y pautas a seguir a la hora de generar justamente eso, una presentación. Sin dejar de mencionar, eso sí, agradecimientos varios a los varios que allí mismo estaban, sonrientes y alegres de compartir tan cálida velada.
Como cierre inesperado, el activista Moreno no pudo evitar su demagogia al regalar su libro a los comensales presentes. Fue así como a grito descarado pero cortés (fíjese que paradoja) ofrecía tras mencionar los títulos, una hoja a cada uno que aceptara parte del desmenuzar y desactivar de la obra zoográficamente editada. Así hasta concluir con la tapa y contratapa, cuyo receptor, un inteligente y desconocido joven (despues nos enteramos es el hijo de este tal Moreno), supo pedir antes de tiempo y aceptar en justo momento.
Esa noche pudimos percibir una vibración positiva, amena, acogedora; todos a gusto quedaron según comentaron durante y más luego también.
La noche tuvo su fin y nosotros nos fuimos con ella, mucho más lejos de lo que cualquier soñador pueda imaginar. Pues el Señor Valdez volvió a Madrid, y gran parte de algunos cuantos, nos fuimos con él; incómodos pero felices, dentro de su valija que más que cerrar es un eterno abrir.
ndr: Sin palabras, un gusto compartir, gracias Leopoldo por la crónica...